jueves, 14 de marzo de 2013

¿Dónde estamos?



Observando el N.T encuentro en algunos hombres ciertas características que le llevaron a comprender la forma de verse a sí mismos frente o alrededor de una serie de conceptos que hemos de saber desde la teoría teológica. Estos no se quedaron simplemente con su saber teológico ni con sus pietismo evangélico sino que se miraron a si mismos frente a la cruz. Al observar esto veo y he sido condicionado por una serie de conceptos que han estimulado mi egoísmo, mi YO. El amor propio, mis “fortalezas” y “debilidades”, cursos que no han hecho otra cosa que darle forma al hombre interior caído (el viejo hombre).

Pasado los años Dios el alfarero ha ido dándole forma a esta vieja vasija, el sufrimiento, al angustia y otras tantas cosas que uno pasa no llevan a pensar que hemos adquirido experiencia y no es más que un mero intento de pretender tener “algo” con el cual presentarse o decir de uno mismo y eso no es más una pretencion de mostrar nuestras experiencias egoístas.

Pero cuando veo tranquilamente al apóstol Pablo y su vida y todo lo que trascendió,  aquello que tuvo oportunidad de ver y experimentar, podría (incluso) usarlo como carta de presentación dentro de los parámetros religioso de aquellos tiempos; sin embargo opto por buscar aquello que si nos hace ser de una manera muy personal e íntima lo que somos y así poder saber donde estamos, pero veamos dos textos.

“Pero por la gracia de Dios soy lo que soy;
y su gracia no ha sido en vano para conmigo,
antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo,
sino la gracia de Dios conmigo.”
                                                                              1ª Corintios 15:10

Si Ud. mira detenidamente su dará cuenta que Pablo tenía un concepto de la gracia de Dios y el
trasladaba este concepto a la perspectiva de su persona, al concepto de si mismo definía determinadamente los que era cuando se colocaba frente a la gracia de Dios. Por eso podía decir soy “lo que soy” y creo que eso lo atribuía a su ministerio y su apostolado con todo lo que eso conlleva lo que dice después es que “la gracia no ha sido en vano para conmigo” es decir que nada que lo que Cristo le ofreció y dio fue vacío o hueco todo cuando recibió y dio viene , es y desde la gracia viene, aquel favor de Dios que da los que no merecemos para hacer de nosotros vasijas de barro, vasijas de cristal, pero esta transformación no tiene que ver con la apariencia sino con el contenido y el alfarero. Cuando una obra de arte es exaltada y expuesta, reconocemos su hermosura, su belleza y otros su técnica pero cabe la menor duda que todas esas cosas se la atribuimos a un al autor; y así es con nosotros todo lo que somos es obra y trabajo del alfarero que no ha dado forma como él quiere.[1]

Pero otra cosa que me llama la atención y este mismo contexto es la expresión que dice “pero no yo” pablo atribuye todo su trabajo, esfuerzo, trayectoria y personalidad en plano de superación en contrate con otros al decir “he trabajado más que todos”. Que expresión, que manera legítima de definir su ministerio pero este condicionado, dirigido y sometido a la gracia de Dios. Cuando pablo dice “pero no yo” me produce un fuerte impacto no tanto por el sentido literario sino por todo lo que conlleva alrededor de la persona de Pablo. El muere, él sabe que el hombre fariseo egresado de una de las mejores escuelas rabínicas y con el maestro más prominente de su época, estricto  e intachable con un currículo envidiable pero que todo aquello (según él) “lo tengo por basura para granar a cristo”[2]
Mi mente no deja de repetir esa frase “no yo”, “no yo” sino la gracia de Dios, ¿qué más puede uno pedir?, que cosa hacer con esfuerzo y sacrificio humano sino la gracia no está en nosotros?

Pero el otro texto no tiene que ver tanto con la exposición de experiencia frente a la gracia de Dios sino frente a la cruz de cristo, la cruz lugar de encuentro con el pecador, pero más aún un lugar de transformación constante y (entiéndase bien) de renovación permanente. Allí nos encontramos con Cristo, allí tengo que mirar al crucificado y ver su entrega, su amor y su gracia. Pero estos lineamientos no son siempre así, Pablo tenía una mirada constante a la cruz y su mirada era de tal manera que llego a identificarse con este hecho en la obra de Cristo.

“Con Cristo estoy juntamente crucificado,
y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí;
y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios,
el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.”
                                                                                Galatas 2:21

La identificación de Pablo con Cristo llego a un plano de relación que pablo experimento el morir a sí mismo para experimentar la obra de Dios en su vida, ahora cuando leo esto comienzo a pensar y recordar cuantas cosas escuche sobre lo que tenemos que ser con nosotros mismos, la trayectoria, el ministerio, la grandeza, el pulpito la misión, el equipo, no son más que ciudades que satanás sigue ofreciendo a sus hijos. Pero que sucede con la autoproclamación. Yo, yo, yo y no hay otra cosa que YO en contraste con el concepto del apóstol Apóstol “ya no yo” “vive Cristo en mi” que cosa más interesante ver esta perspectiva que es una manera de ver la vida pero más aún,  es una responsabilidad de dejar que Cristo tenga en control,  Es una manera de vivir en la fe conscientes de que Cristo murió y se dio a si mismo por nosotros “me amo y se entregó por mi” su amor y su entrega debe producir un compromiso de entrega hacia otros, su amor debe condicionar nuestro trato con otros por amor ya que viviendo de esta manera no tenemos nada que perder, nada que exigir y nada que reclamar.

Entonces ¿Dónde estamos?, en el plano de la gracia de Dios y la cruz de Cristo, la cruz es una evidencia de gracia y la gracia se evidencia en la cruz, estas están entrelazadas entre si y no hay manera de poder concebir una sin la otra,  cuando separamos la gracia de la cruz anunciamos un falso evangelio, cuando separamos la cruz de la gracia anunciamos u cristo sin cruz. Cuando pretendemos vivir con una prescindiendo de la otra perdemos el equilibrio de las cosas en síntesis cuando separamos la CRUZ  de la GRACIA y la GRACIA de la CRUZ, brillamos nosotros, nos exponemos, nos promocionamos porque en centro somos nosotros, es esta una forma que se ha hecho común entre los cristianos… nosotros siempre nosotros y lo que hacemos de donde venimos que hemos echo y cuanta verborragia hay en nuestras vidas cuando hablamos de nosotros. Pero solo por un instante debemos pensar que todo los que somos y tenemos es por la gracia de nuestro Dios.

¿Dónde estamos entonces? o ¿dónde quiero estar? bueno la gracia me permite ser lo que soy y no quiero ir más allá de eso,  cuando pretendo ser algo o créeme más de lo que soy  la Cruz me detiene, cuando me caigo en un profundo mar de tristeza  la gracia me levanta para tenerme en el lugar justo, no en un lugar de 
prominencia,  sin en el lugar justo de mi vida junto a la cruz donde allí encontré a Dios y también… a mí mismo.


Junto a la cruz do murió el Salvador,
Por mis pecados clamaba al Señor,
¡Qué maravilla! Jesús me salvó.
¡A Su nombre gloria!

Junto a la cruz recibí el perdón;
Limpio en Su sangre está mi corazón;
Mi alma está llena de gozo y paz:
¡A Su nombre gloria!

Junto a la cruz hay un manantial
De agua de vida cual el cristal;
Fue apagada por Cristo mi sed:
¡A Su nombre gloria!

Ven sin tardar a la cruz del Señor;
Allí te espera Jesús, Salvador.
Allí de Dios hallarás el amor:
¡A Su nombre gloria!

Mario Griguelo
Villa Regina.
 Rio Negro Argentina
14 de marzo del 2013
11:31 de la mañana




[1] Jeremías 18:6, Lamentaciones 4:2
[2] Filipenses 3:4-9.