lunes, 25 de noviembre de 2013

  SI TÚ ME DICES «¡VEN!»

Si tú me dices «¡ven!», lo dejo todo... 

No volveré siquiera la mirada

para mirar a la mujer amada... 

Pero dímelo fuerte, de tal modo

que tu voz, como toque de llamada, 

vibre hasta el más íntimo recodo

del ser, levante el alma de su lodo

y hiera el corazón como una espada.


Si tú me dices «¡ven!», todo lo dejo.

Llegaré a tu santuario casi viejo,

y al fulgor de la luz crepuscular; 

mas he de compensarte mi retardo,

difundiéndome ¡Oh Cristo! ¡como un nardo

de perfume sutil, ante tu altar!


Amado Nervo